Al principio duele, duele como dos cuchillos ardiendo, pero
pasado el tiempo te acostumbras. Es como
esos dolores que no se van nunca de tu cuerpo y acabas conviviendo con ellos
mas tiempo del que creías.
Lo malo es que cuando ese dolor se implanta en el órgano que
necesitamos para vivir, parece que se expande por todo tu cuerpo, como la
sangre por tus venas.
Eso es lo malo de enamorarte, que la primera vez que lo
haces, es para siempre.
Nunca se siente igual cuando te besan por primera vez, ni
cuando te tocan. Tu cuerpo no reacciona igual con su olor que con el resto y
por mucho tiempo que pase, eso va a seguir así.
Y hablo del amor, del primero. No hablo de la primera
relación amorosa y mucho menos sexual. Hablo de la primera vez que sabes que si
el cae, tu caerás con el; de la primera vez que sabes que pueden hacerte
pedazos sin apenas tocarte.
Hablo de cuando creíste tenerlo todo, sabiendo que no tenias
nada.
Hablo de amor incondicional, aun sabiendo que discernía
mucho de la imagen que tu tenias de un príncipe azul.
Cuando sabes que de esa persona no vas a poder olvidar
nada, es cuando estas totalmente
perdido.
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